miércoles, 14 de marzo de 2012

DAN DARAN





Frase onomatopéyica que imita el sonido de las campanas. Por extensión, se usa para indicar que agrado quiere agrado; es decir, que uno debe conducirse con respecto a cierta persona, según el comportamiento de ésta para con uno.

Vídeo: R.C. de Interés

3 comentarios:

  1. Tengo verdadera pasión por los campanarios.
    Bss

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  2. Que pena que hayan sido sustituidos por la tecnología.
    Besos enormes mi niña ;) TQM

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  3. Hola amiga Regina.
    Para mi el sonido de las campanas tienen algo de mágico.Parece llegarme hasta el alma...
    Besos y un fuerte abrazo.

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Gracias tú opinión, es muy valiosa para mí y me agrada conocerla.