La mente humana se ve incesantemente agitada por la fuerza de los deseos. A más deseos, más desasosiego, más insatisfacción y menos paz. A menos deseos, mayor quietud mental.
El hombre vive un momento en el que aún cree que satisfaciendo sus deseos se acerca a la felicidad, cuando la verdad es que cada deseo satisfecho genera emociones nuevas que mantienen la mente en un estado de efervescencia permanente y confieren, en la química social, un grado de inflamabilidad peligroso.
Ahora que truenan graves amenazas sobre la estabilidad de los pueblos, estos recuerdan a Santa Bárbara y surge el anhelo colectivo por la paz, a través de la guerra.
Son pocos, sin embargo, los que van más allá del voluntarismo y comprenden que la paz hay que conquistarla primero en uno mismo. La paz social está aún muy lejana y sólo se producirá cuando el corazón de los hombres se sosiegue en el equilibrio de sus pasiones.
La paz es algo más que ausencia de guerra. Es una experiencia individual en la que la conciencia se sitúa en el centro de si misma tras trascender las tempestades de la mente. Es el ojo del huracán.
Ahora que truenan graves amenazas sobre la estabilidad de los pueblos, estos recuerdan a Santa Bárbara y surge el anhelo colectivo por la paz, a través de la guerra.
Son pocos, sin embargo, los que van más allá del voluntarismo y comprenden que la paz hay que conquistarla primero en uno mismo. La paz social está aún muy lejana y sólo se producirá cuando el corazón de los hombres se sosiegue en el equilibrio de sus pasiones.
La paz es algo más que ausencia de guerra. Es una experiencia individual en la que la conciencia se sitúa en el centro de si misma tras trascender las tempestades de la mente. Es el ojo del huracán.
La paz social, hoy, es una utopía. No lo es, sin embargo, la paz individual.
Del mismo modo que el resplandor de la luna es un reflejo de la luz del sol, la paz externa es solamente un reflejo de la paz interna. Para que un árbol crezca es preciso alimentar su raíz. No tiene objeto mojar, una a una, todas sus hojas. Del mismo modo, si queremos extender la paz en el mundo de nada servirá crear un orden artificial externo, sino que se impone establecerla primero en las mismas raíces del individuo. No hay que olvidar que la semilla que hoy sembraremos, será el fruto que mañana recojamos.
La paz es un estado de quietud. Consiste en estar libre de la perturbación, la ansiedad, la agitación, el descontrol, o la violencia. Es armonía, silencio, calma, reposo, descanso. Específicamente, significa la ausencia o el cese de la guerra.
La paz es el estado natural y feliz del hombre. Es su derecho de nacimiento. La guerra es su desgracia.
Todo el mundo desea la paz y la reclama!
Todo el mundo desea la paz y la reclama!
La paz es la posesión más necesaria de esta tierra. Es el mayor tesoro en todo el universo
Fuente: PAGINA DE LA VIDA
Hola, tenes un premio para retirar en mi blog. Un beso!
ResponderEliminarEsplendido mensaje. Gracias por compartirlo. Saludos desde Venezuela
ResponderEliminar