Érase una vez una nube que vivía sobre un país muy bello. Un día, vio pasar otra nube mucho más grande y sintió tanta envidia, que decidió que para ser más grande nunca más daría su agua a nadie, y nunca más llovería.Efectivamente, la nube fue creciendo, al tiempo que su país se secaba. Primero se secaron los ríos, luego se fueron las personas, después los animales, y finalmente las plantas, hasta que aquel país se convirtió en un desierto. A la nube no le importó mucho, pero no se dio cuenta de que al estar sobre un desierto, ya no había ningún sitio de donde sacar agua para seguir creciendo, y lentamente, la nube empezó a perder tamaño, sin poder hacer nada para evitarlo.
La nube comprendió entonces su error, y que su avaricia y egoísmo serían la causa de su desaparición, pero justo antes de evaporarse, cuando sólo quedaba de ella un suspiro de algodón, apareció una suave brisa. La nube era tan pequeña y pesaba tan poco, que el viento la llevó consigo mucho tiempo hasta llegar a un país lejano, precioso, donde volvió a recuperar su tamaño.
Y aprendida la lección, siguió siendo una nube pequeña y modesta, pero dejaba lluvias tan generosas y cuidadas, que aquel país se convirtió en el más verde, más bonito y con más arcoiris del mundo.
La nube comprendió entonces su error, y que su avaricia y egoísmo serían la causa de su desaparición, pero justo antes de evaporarse, cuando sólo quedaba de ella un suspiro de algodón, apareció una suave brisa. La nube era tan pequeña y pesaba tan poco, que el viento la llevó consigo mucho tiempo hasta llegar a un país lejano, precioso, donde volvió a recuperar su tamaño.
Y aprendida la lección, siguió siendo una nube pequeña y modesta, pero dejaba lluvias tan generosas y cuidadas, que aquel país se convirtió en el más verde, más bonito y con más arcoiris del mundo.
AUTOR: Pedro Pablo Sacristan
ENSEÑANZA: El egoísmo y la avaricia tienen consecuencias negativas donde menos se espera
Es una historia preciosa, con un mensaje final lleno de sabiduría y humildad.
ResponderEliminarUN beso
La pregunta que surge es que sucedió con el desierto que había creado, ojala otra nube más solidaria le quite la sequía.
ResponderEliminarAbrazo
Ains, bonita historia, pero no siempre se aprenden de los errores y tal vez en otro relato la nube vuelva a secar otro precioso paraje.
ResponderEliminarSaludillos
Bonitos cuentos los de P.Sacristán nos hace recordar que la verdadera riqueza no está en atesorar los bienes, sino en compartirlos.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Tani esto e slo que me gusta de los cuentos siempre nos dejan una enseñanza, nos recuerdan algo que poner en práctica. Que tengas una linda semana y un fuerte abrazo
ResponderEliminarBuena pregunta Jose, supongo que la suave brisa, que movio a la nube, trajo y dio espacio a otras nubes. Un fuerte abrazo de Montaña, con nubes que permiten la lluvia
ResponderEliminarTienes razón Pepe, siempre estamos aprendiendo cosas "Y aprendida la lección, siguió siendo una nube pequeña y modesta, pero dejaba lluvias tan generosas y cuidadas, que aquel país se convirtió en el más verde, más bonito y con más arcoiris del mundo." Un fuerte abrazo y que tengas una linda semana
ResponderEliminarCanoso, Pablo Sacristán tiene uno cuentos que son un tesoro, por ello se los comparto, aparte que me encantan los cuentos, creo que sigo siendo un pedazo de niña. Un fuerte abrazo mi amigo
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