Madi era una medusa curiosa que durante uno de sus paseos por el fondo del mar, descubrió una cueva muy escondida, en cuyo interior había un cofre brillante y misterioso. A su lado, un cartel decía "no podrás llevar joyas más valiosas". Aunque el cofre era pesadísimo, Madi lo llevó a su casa, convencida de haber encontrado un gran tesoro.
Una vez en casa, lo abrió llena de nervios y emoción. Pero no contenía joya alguna. Tan sólo un bonito y sencillo vestido que brillaba con ese tono especial que tienen las cosas mágicas. Cuando se recuperó de la desilusión, Madi decidió probarse el vestido y salir a dar un paseo
No era el vestido más bonito que había visto, y era un poco pesado y difícil de vestir, pero le sentaba muy bien, y al momento se sintió más alegre y animada que nunca. Sentía ganas de hablar y saludar a todos, de gastar bromas y contar chistes, y todos cuantos se cruzaban con ella la encontraban realmente encantadora...
Pero Molvorón, el terrible y gigantesco pulpo malvado, tenía que fastidiarla, y sólo unos días después, en el fondo del mar todos corrían a esconderse al enterarse de su llegada. Madi se quedó allí solo, tan contenta, pues con su vestido mágico sólo sentía alegría.
- ¡ Hola, pulpito ! - dijo alegre y divertida - ¿quieres jugar conmigo?
Molvorón se sintió bastante contrariado al ver que la pequeña medusa no huía como los demás
- ¿es que no tienes miedo? - dijo con una voz terrible
- ¿ Por qué iba a tenerlo, si te tengo a ti para defenderme? - respondió confiada. - ¡Venga, vamos a jugar!
El malvado pulpo mostró sus tentáculos amenazadores, moviéndolos ligeramente a un lado y otro. A Madi aquello, más que asustarle, le recordó una danza india.
- ¡Qué buena idea! ¡Vamos a bailar!
- GRRRR!!
Molvorón, furioso al ver que la niña no hacía caso de sus amenazas, se inclinó hacia adelante sobre la niña, con su gran boca abierta, los ojos rojos de sangre y las ventosas echando burbujas de ira... Era el aspecto más fiero que nadie recordaba haber visto en aquel pulpo malvado, cuyo nombre bastaba para sembrar el terror en aquellos mares. Un gran silencio se hizo mientras Madi observaba el terrible aspecto del pulpo.
- ¡Guapo! ¡Más que guapo! ¡Anda que no tendrás novias! - respondió finalmente.
Molvorón, deprimido por la falta de miedo de la pequeña, no dijo nada. Sólo se quedó escuchando sus palabras, palabras y palabras. Era tanta la alegría de aquella pequeña, que se contagiaba; y el pulpo comenzó a sentir, por primera vez en su vida, ganas de estar alegre. Y se marchó de allí, dispuesto a conseguir que dejaran de llamarle "pulpo malvado".
Cuando el pulpo se había alejado, todos salieron de sus escondites y fueron a felicitar a Madi por su valentía. Ella, comprendiendo lo que había pasado, contó los poderes que tenía aquel vestido para alegrar a quien lo llevaba... y pensó que era el vestido quien la había salvado. Pero entonces varios peces saltaron a la vez.
- ¡Pero si hoy no llevas tu vestido nuevo!!...
Y era verdad. No lo llevaba; estaba tan alegre que se le había olvidado en casa.
Así que Madi, la pequeña medusa, se había enfrentado a Molvorón llevando únicamente su sonrisa y su alegría. Y ya nunca más necesitó aquel vestido, al comprender que una sonrisa tenía tanto poder como su vestido mágico, pero... ¡¡era mucho más cómoda y fácil de llevar!!
Autor.. Pedro Pablo Sacristán
ENSEÑANZA: La alegría en todo momento es un tesoro en sí mismo que no cuesta nada llevar
Una vez en casa, lo abrió llena de nervios y emoción. Pero no contenía joya alguna. Tan sólo un bonito y sencillo vestido que brillaba con ese tono especial que tienen las cosas mágicas. Cuando se recuperó de la desilusión, Madi decidió probarse el vestido y salir a dar un paseo
No era el vestido más bonito que había visto, y era un poco pesado y difícil de vestir, pero le sentaba muy bien, y al momento se sintió más alegre y animada que nunca. Sentía ganas de hablar y saludar a todos, de gastar bromas y contar chistes, y todos cuantos se cruzaban con ella la encontraban realmente encantadora...
Pero Molvorón, el terrible y gigantesco pulpo malvado, tenía que fastidiarla, y sólo unos días después, en el fondo del mar todos corrían a esconderse al enterarse de su llegada. Madi se quedó allí solo, tan contenta, pues con su vestido mágico sólo sentía alegría.
- ¡ Hola, pulpito ! - dijo alegre y divertida - ¿quieres jugar conmigo?
Molvorón se sintió bastante contrariado al ver que la pequeña medusa no huía como los demás
- ¿es que no tienes miedo? - dijo con una voz terrible
- ¿ Por qué iba a tenerlo, si te tengo a ti para defenderme? - respondió confiada. - ¡Venga, vamos a jugar!
El malvado pulpo mostró sus tentáculos amenazadores, moviéndolos ligeramente a un lado y otro. A Madi aquello, más que asustarle, le recordó una danza india.
- ¡Qué buena idea! ¡Vamos a bailar!
- GRRRR!!
Molvorón, furioso al ver que la niña no hacía caso de sus amenazas, se inclinó hacia adelante sobre la niña, con su gran boca abierta, los ojos rojos de sangre y las ventosas echando burbujas de ira... Era el aspecto más fiero que nadie recordaba haber visto en aquel pulpo malvado, cuyo nombre bastaba para sembrar el terror en aquellos mares. Un gran silencio se hizo mientras Madi observaba el terrible aspecto del pulpo.
- ¡Guapo! ¡Más que guapo! ¡Anda que no tendrás novias! - respondió finalmente.
Molvorón, deprimido por la falta de miedo de la pequeña, no dijo nada. Sólo se quedó escuchando sus palabras, palabras y palabras. Era tanta la alegría de aquella pequeña, que se contagiaba; y el pulpo comenzó a sentir, por primera vez en su vida, ganas de estar alegre. Y se marchó de allí, dispuesto a conseguir que dejaran de llamarle "pulpo malvado".
Cuando el pulpo se había alejado, todos salieron de sus escondites y fueron a felicitar a Madi por su valentía. Ella, comprendiendo lo que había pasado, contó los poderes que tenía aquel vestido para alegrar a quien lo llevaba... y pensó que era el vestido quien la había salvado. Pero entonces varios peces saltaron a la vez.
- ¡Pero si hoy no llevas tu vestido nuevo!!...
Y era verdad. No lo llevaba; estaba tan alegre que se le había olvidado en casa.
Así que Madi, la pequeña medusa, se había enfrentado a Molvorón llevando únicamente su sonrisa y su alegría. Y ya nunca más necesitó aquel vestido, al comprender que una sonrisa tenía tanto poder como su vestido mágico, pero... ¡¡era mucho más cómoda y fácil de llevar!!
Autor.. Pedro Pablo Sacristán
ENSEÑANZA: La alegría en todo momento es un tesoro en sí mismo que no cuesta nada llevar
No hay mejor carta de presentación que una hermosa y sincera sonrisa.
ResponderEliminarHermosa historia amiga.
Besos!!
El poder de la alegría, de la felicidad, es lo que nos impulsa a conseguir las metas más difíciles, lo que nos da alas en la adversidad, esperanza para intentar lo imposible, y a veces eso es lo único que necesitamos... esperanza.
ResponderEliminarUn besote, amiga
Una sonrisa acorta las distancias y acerca las almas.
ResponderEliminarUn beso.
Gladys una sonrisa puede ser nuestra presentación como bien dices, y nos puede abrir muvhas puertas, un fuerte abrazo amiga mía
ResponderEliminarCanoso, me anoto lo de alas a la adversidad, me parece de los acertado, y la esperanza es necesaria en nuestras vidas, "Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol." Martin Luther King.Un fuerte abrazo de esperanza mi amigo
ResponderEliminarTR, no podría estar más de acuerdo, "Una sonrisa significa mucho. Enriquece a quien la recibe; sin empobrecer a quien la ofrece. Dura un segundo pero su recuerdo, a veces, nunca se borra."
ResponderEliminarAnónimo. Un fuerte abrazo amigo mio
Precioso mi niña!!! Una gran verdad contada de manera maravillosa.
ResponderEliminarUn abrazo enorme
Qué más puedo decir: :) Un abrazo preciosa.
ResponderEliminarGracias, LaMar, tu siempre estas inyectandonos alegría. Un fuerte abrazo mi niña
ResponderEliminarIruk, gracias por estar, pienso que la alegría debiera ser uno de los pilares de nuestra vida, va un gran abrazo para ustedes
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUna persona alegre y sólida es casi seguro que quebrará un destino de desilusión porque no le llegaran a derrotar las asperezas, ver el mundo con una sonrisa es ver lo hermoso que nos rodea, mientras el que está del otro lado lo verá como lo plantea, de ahí que con esa alegría natural busquemos mejorar nuestra propia vida y la de los demás. Deberíamos de estar alegres más que tristes, al final es sólo asunto de intentarlo. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
Mario, la alegría quiebra las aprezas, estoy mega de acuerdo contigo, debemos intentarlo, como dices, creo que la vida esta compuesta de lanzamientos, si no lo hacemos seguro nos perderemos de mucho. Un fuerte abrazo mi amigo
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