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martes, 6 de octubre de 2009

EN EL BOSQUE DE LAS HADAS, CON MI UNICORNIO...

Vengo del mundo de las hadas, donde el futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños.
Mi guía de hoy a sido un Unicornio, he galopado por los bosques de la sabiduría, donde oímos hablar al tiempo,… tiempo y sus eventos, relatos, nos revelo en un murmullo: no hay que correr sin razón, el tiempo esta a nuestro favor, nos ofreció frutos verdes, a los que dijo él haría madurar, tiempo al tiempo fue su lección.
Seguimos en los bosques, donde la luz caía, como flechas traspasando los árboles, la crin de mi unicornio, se movía suavemente con el viento, algunas de las pequeñas hadas, que en el bosque habitan, decidieron acompañarnos, parte del camino. Volando como luciérnagas a nuestro lado, ellas no caminaban, no dejaban huella, mi Unicornio dejaba la huella de sus cascos en cada paso.
El viento se acercó y me susurro dulcemente al oído, trata de dejar huella en tu camino, que sepa el mundo que estuvisteis aquí, que sepa el bosque que lo habéis recorrido, no sea en vano tu caminar. Concluyo el viento: deja huella, huella profunda, que se sepa que has existido.
Mi unicornio, siendo quien es, puro y tierno de corazón, me contó su confidencia: antes éramos muchos, pero el hombre en su ambición de hacer magia con nuestros cuernos, de los cuales hacía un polvo para, poder volar, nos destruyo,… daría menos tristeza, si su objetivo hubiese alcanzado, pensaría entonces,… tiene un sentido. Mas destruir por destruir, es algo que aun con la sabiduría, que poseo, nunca entenderé.
Ante esta confidencia, respire profundo,… no quise responder, quede muda, pero dentro mi corazón, me dije, basta ver a nuestro alrededor, para saber que continuamos haciéndolo.
Mi unicornio, me dijo que se siente a veces triste, al ya no estar rodeado por semejantes, pero que moriría, si quisieran doblegar su libertad, encerrarle, es condenarle a muerte. Y entre reproche y pregunta, continuo: como pueden los humanos encerrarse en sí mismos ¡!!?
Los unicornios que quedamos, aun no siendo muchos, representamos fuerza, libertad, sueños, imaginaciones…con el brillo de la curiosidad en sus ojos, pregunto: Y tú que representas???... ante mi silencio,… continuo mi unicornio: tal vez algún día puedas verlo como un la luz que ilumina el bosque, cuando un rayo de sol da en mi cuerno. Es mas, me dijo, estoy seguro que lo sabrás.
Incrédula le dije, como sabes que lo sabre?
…la respuesta esta en tu interior, sólo debes buscarla.
Con lágrimas de alegría en mis ojos, me prendí de su cuello y le abrace un largo rato,…nos despedimos y emprendió su camino de regreso al bosque de las hadas.

FUENTE: Mi Imaginación

lunes, 5 de octubre de 2009

UN CAFECITO

Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor...
Pronto la charla devino en quejas acerca del interminable ''stress'' que les producía el trabajo y la vida en general.
El profesor les ofreció café, fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más ecléctica: de porcelana, plástico, vidrio, cristal -unas sencillas y baratas, otras decoradas, unas caras, otras realmente exquisitas...
Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado.
Cuando lo hubieron hecho, el viejo maestro se aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo:
Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo.
Ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al ''stress.''
Continuó:
''Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café. En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos.
Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores. Después se pusieron a mirar las tazas de los demás.
Ahora piensen en esto:La vida es el café.
Los trabajos, el dinero, la posición social, etc. son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos.
A menudo, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café.
¡Disfruten su café!
La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo sino la que hace lo mejor con lo que tiene; así pues, recuérdenlo:
* Disfruten cada instante de su vida
* No se mortifiquen por lo que no tienen o no pueden cambiar.
* Tengan paz
Inviertan en sus riquezas espírituales.
* Hagan de su vida una fiesta cada día.
* Visualicen 10 minutos cada día lo bueno que quieren ver en su vida.
El resto déjenselo a Dios.
...y recuerden que: la persona más rica no es la que tiene más sino la que necesita menos ...DISFRUTA TU CAFÉ !

Este mensaje me lo envió, una mi amiga por correo. Se los comparto con un cafecito virtual....

domingo, 13 de septiembre de 2009

EL ANGEL

Cuenta una antigua leyenda, que un niño estaba por nacer y le dijo al Ser Supremo:
- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra, pero, ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy?
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que está esperando y te cuidará.
- Pero dime: aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, y esto basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantará y te llenará de sonrisas todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
- ¿Y cómo entenderé lo que la gente me diga si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.
- ¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?
- Tu ángel te juntará las manitos y te enseñará a comunicarte conmigo
- He oído que en la tierra hay hombres malos, ¿quién me defenderá?
- Tu ángel te defenderá aún a costa de su vida.
- Pero estaré siempre triste porque no te veré más.
- Tu ángel te hablará de mí y te enseñará el camino para que me reconozcas. Yo siempre estaré a tu lado. En este instante una gran paz reinaba en el cielo, pero se oían voces terrestres y el niño presuroso repetía suavemente:
- Me tengo que ir, dime su nombre, ¿cómo lo reconoceré?, ¿cómo se llama mi ángel?
Su nombre no importa… tú le llamarás “Mamá”.