Había una vez un niño listo y rico, que tenía prácticamente de todo, así que sólo le llamaba la atención los objetos más raros y curiosos. Eso fue lo que le pasó con un antiguo espejo, y convenció a sus padres para que se lo compraran a un misterioso anciano. Cuando llegó a casa y se vio reflejado en el espejo, sintió que su cara se veía muy triste. Delante del espejo empezó a sonreir y a hacer muecas, pero su reflejo seguía siendo triste.Extrañado, fue a comprar golosinas y volvió todo contento a verse en el espejo, pero su reflejo seguía triste. Consiguió todo tipo de juguetes y cachivaches, pero aún así no dejó de verse triste en el espejo, así que, decepcionado, lo abandonó en una esquina. "¡Vaya un espejo más birrioso! ¡es la primera vez que veo un espejo estropeado!"Esa misma tarde salió a la calle para jugar y comprar unos juguetes, pero yendo hacia el parque, se encontró con un niño pequeño que lloraba entristecido. Lloraba tanto y le vio tan sólo, que fue a ayudarle para ver qué le pasaba. El pequeño le contó que había perdido a sus papás, y juntos se pusieron a buscarlo. Como el chico no paraba de llorar, nuestro niño gastó su dinero para comprarle unas golosinas para animarle hasta que finalmente, tras mucho caminar, terminaron encontrando a los padres del pequeño, que andaban preocupadísimos buscándole.El niño se despidió del chiquillo y se encaminó al parque, pero al ver lo tarde que se había hecho, dio media vuelta y volvió a su casa, sin haber llegado a jugar, sin juguetes y sin dinero. Ya en casa, al llegar a su habitación, le pareció ver un brillo procedente del rincón en que abandonó el espejo. Y al mirarse, se descubrió a sí mismo radiante de alegría, iluminando la habitación entera. Entonces comprendió el misterio de aquel espejo, el único que reflejaba la verdadera alegría de su dueño.Y se dio cuenta de que era verdad, y de que se sentía verdaderamente feliz de haber ayudado a aquel niño.
Y desde entonces, cuando cada mañana se mira al espejo y no ve ese brillo especial, ya sabe qué tiene que hacer para recuperarlo.
Y desde entonces, cuando cada mañana se mira al espejo y no ve ese brillo especial, ya sabe qué tiene que hacer para recuperarlo.
Autor: Pedro Pablo Sacristan
ENSEÑANZA: Ayudar a los demás produce la alegría más verdadera
Excelnete relato R.C y con una gran enseñanza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bife.
Preciosa historia R.C, un verdadero ejemplo de "iluminación", un abrazo.
ResponderEliminarBellísima historia que demuestra que las cosas sencillas de la vida son las más gratificantes y las que verdaderamente llenan nuestra vida.
ResponderEliminarAbrazos para ti!!
Gracias Gabriel, me gusta mucho compartir positivo. Un fuerte abrazo al equipo y mi pareja
ResponderEliminarGracias Psigetdo la buena noticia es que las cosas pueden mejorar, sobre todo nuestra realcion con los demas. Un fuerte ebrazo mi querido amigo
ResponderEliminarMi querida Gladys lo menos complicado es lo que nos puede llenar mas, un fuerte abrazo mi linda amiga
ResponderEliminarExcelente y precioso relato R.C y mejor moraleja.
ResponderEliminarEsto nos tendría que hacer reflexionar, para que día a día seamos un poquito mejor.
Gracias por este post y recibe un fuerte abrazo.
Gracias a tí Yipei, y es cierto cuando uno se desprende del ego y ayuda a los demas el mundo es mejor, hay cosas tan simples como una sonrisa que te pueden arreglar el dia. Un fuerte abrazo
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