Recuerdo que hace muchos años, en los inicios de este Solo de Interés, escribí sobre "La muerte de un Bloguero", un tema que nos costaba mucho tocar, y siquiera imaginar, y que en los comentarios de la anotación apenas podiamos pensar... aunque no hacía mucho como familia, habiamos acompañado desde el fondo del corazón y esperando que nunca nos dejara la "Uruguayita", algunos no la conocieron, otros aún la llevamos en el corazón.
O como con Marisa, Fiaris, Pili y Gabriel, no encotrabamos a Aurelia Cuesta en Facebook hace un par de años, y nos enteramos que había partido al cielo.
También me sigue recorriendo un escalofrio el corazón, cuando leyendo habitualmente "Entre el Olvido y Memoria" de Miguel Merino, leiamos "Demasiado sueño para ser adulto..."
y así como en la vida off-line, vemos partir personas de la vida on-line, quizas no las veremos nunca, aunque a lo mejor compartimos más con algunas de ellas.
Mis mejores amigas se encuentran en la red, y dos de ellas son mi familia por desición del corazón.
Tengo muchas personas a las que les he tomado real cariño, de otras he aprendido una enormidad y les guardo mucha admiración. Salvo un par de bichos raros, puedo decir que amo vida virtual socialmente, y realmente le pongo sentimiento a mis amigos.
Hace unos 10 días hablabamos con Angel y con Manuel de un entrevista en un Hangout, quedamos en el día y la hora. Y nada, le empezamos a escribir y Angel y Jesus a llamarle... y nada....seguiamos todas sus redes todo el tiempo con la esperanza que apareciera... y nada... empezamos a escribir a sus contactos y nada.... el jueves 28 tuvimos noticias... Manuel se ha ido al cielo.
Las personas dejan huella en nuestras vidas y nuestros corazones, y su ausencia siempre será sentida.
Más hay otra cosa que no se nos debe escapar, en medio de esta tristeza, lo valioso de la "amistad"; no importa si la persona no te verá nunca, pero realmente te aprecia y vi como todos en la Comunidad de Seo y Marketing se preocupaban por Manuel, como lo vi en su momento con la Uruguayita, con Aurelia, con Miguel, y es que virtualmente también somos una familia. Y no me refiero solo a la ausencia, sino también cuando alguién se enferma, tiene una pena y porque no decirlo también en las alegrías.
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